25 julio, 2010

Y dentro de todo miedo, existe un ángel...

No fué hace mucho tiempo cuando yo creí que el mundo estaba a mis pies. Siempre la gente me consideró un total narcisita y un completo demente, lleno de odio por la gente que me crió y a la vez lleno de amor. No fué la exepción para mi doctora.
La doctora Topeté hacía clara su experiencia en el ámbito psiquitrico y a decir verdad yo no era ningún experto en el área.
Mi primer entervista fué tan sencilla como fué para ella diagnosticar un "avanzado desarrollo equizofrenico". En efecto fué veloz pues mis síntomas dieron motivos para hablar en el pabellon psiquiátrico. Me trataron como un húesped y a la vez como un enfermo más y yo no quise y siempre trate de evitar mi realidad.

Entre un cubo ordinal me encontraba con éste psicopáta, y lo peor de todo era el peor de todos mis males. Lo que justamente me había comentado mí esposa tan solo unas horas antes de que la llamada para el interrogatorio fuera propuesto. -Solo te digo algo Marlon, sí tu das mas de lo que le debes a tu familia en este caso, lo siento, pero todo para tí esta terminado en nuestra vida como jefe de familia. Estoy y estamos hartos de tus desvelos que nos mantienen despiertos-.
Que se supone que le puedes responder a tu pareja de vida con una respuesta de esas. Y yo sin embargo no respondí nada, me quede mudo. Me puse la chaqueta de cuero con el emblema oficial de la policía de detectives locales, mis botas y salí casualmente como siempre. El inconveniente es que sin aparente preocupación.
-No me haces menos de lo que eres Gray, no lo intentes ni por un segundo- dije confidente a pesar de estar aterrorizado por el asesino que tenía en frente, que seguro poseía mucha más inteligencia de la cual yo poseía. Me dominaba y sabía cada uno de mis pensamientos. Pero por algo era lo que era y pensaba enfrentarme a ello con toda la valentía que la pasión de mi trabajo me brindara.
Cuando a penas se pudo escuchar su voz, Gray murmuro algo, -Yo no te pongo a prueba pequeño farsante y te lo he comentado, a mí no me sacas ni una palabra de lo que puedo o pudiera haber hecho. No me pongo en peligro. Sé quien soy y aunque a veces me pierdo en dimensiones espero nunca delatar mis pensamientos-. Y así, Gray finalizó su declaración.
-Hemos acabado aquí oficial, quiero regresar a mi celda- comentó con una sonrisa dibujada en sus labios al guardia de seguridad que aguardaba a lado.

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